¿Cuántas veces has dejado algo que te ilusionaba “para más adelante”? Un vestido nuevo, ese perfume que amas, un viaje que sueñas o unos zapatos que compraste con emoción. Pensamos que habrá un día ideal, sin prisas ni cansancio, en el que por fin podamos disfrutarlo… pero la vida suele tener otros planes. La historia de aquellos tacones color vino, guardados en una caja que jamás se abrió, es un recordatorio poderoso: el tiempo no siempre concede segundas oportunidades. Vivir esperando ese instante perfecto puede hacernos perder lo mejor del presente. Cada momento, incluso los más simples, puede ser especial si aprendemos a celebrarlo.
Se fue sin estrenar sus zapatos preferidos…
Así lo contó su hermana, con la voz entrecortada, mirando una caja cerrada en un rincón del clóset.
Dentro, unos tacones color vino. Elegantes. Hermosos. Comprados con ilusión, esperando esa ocasión especial.
Pero ese día nunca llegó.
Siempre había algo más urgente: el trabajo, la rutina, el cansancio, el “ya habrá tiempo”…
Pasaron días, semanas, años.
Hasta que un dolor en el pecho la obligó a detenerse.
Y justo cuando pensó en por fin usarlos… ya no pudo levantarse.
Nunca estrenó sus zapatos.
Ni el vestido nuevo que seguía con etiquetas.
Ambos quedaron esperando un momento perfecto que jamás apareció.
Entre lágrimas, su hermana repetía:
—¿Te imaginas cuántas cosas se quedó con las ganas de hacer?
Y ahí entendí algo:
- La vida no se guarda para después.
- Ponte ese perfume hoy.
- Estrena esos zapatos.
- Usa ese vestido.
- Brinda por ti.
- Celebra lo cotidiano.
Porque estar vivo ya es un motivo para festejar.
Ese café, esa charla, ese abrazo que pospones… eso también es vida.
No dejes que tus sueños queden encerrados en una caja.
El momento perfecto no existe.
El verdadero momento… es ahora.
Conclusión
La verdadera riqueza de la vida está en atreverse a usar lo que amas, a estrenar lo que te emociona, a abrazar sin demora, a brindar por ti mismo. No esperes a que todo esté alineado para disfrutar: el ahora es el único escenario que tenemos garantizado. Que esta historia sea una invitación a dejar de acumular sueños sin estrenar y a comenzar, hoy mismo, a vivir con intención y alegría. Cada paso, por pequeño que parezca, es una forma de honrar la oportunidad única de estar vivo.





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