Honrar la Virgen María en el mes de Mayo durante siglos ha sido una tradición católica en la que el pueblo de Dios ha permanecido fiel. En la mayoría de las Iglesias católicas (e incluso en muchos hogares católicos), se construye un pequeño “altar de mayo” con una estatua o una imagen de María. El altar se coloca desde el 1 al 31 de mayo como un recordatorio de la importancia de María en la vida de la Iglesia y en nuestras propias vidas.
Fue durante la Edad Media (siglo XI) que surgió la idea de darle el mes de mayo a María. Comenzó con una antigua tradición, la “dedicación de treinta días a María”, que se realizó originalmente desde el 14 de agosto hasta el 15 de septiembre. Durante ese mes, se organizaban devociones especiales a María, y esta costumbre, que comenzó en Italia, finalmente, se expandió a muchos otros lugares del mundo
¿Es esto una adoración?
Primero que todo, los católicos no adoramos a María, la honramos, la veneramos como la madre de Jesús, nuestro salvador. Ella es la mujer más importante del mundo cristiano porque a través de ella nos vino la salvación. Es por eso que los católicos en general honramos a María, y con nuestra honra, en ningún momento le roba la gloria a Dios, por el contrario, cumplimos con el cuarto mandamiento que nos dejó el Padre: “Honrar Padre y Madre”
A continuación, te presentamos siete razones por las que tiene sentido para ti y para mí que honremos a María durante un mes:
1.- María es la primera y más perfecta discípula.
María fue la primera en escuchar la buena nueva, y la primera seguidora de Cristo. Las escrituras nos dicen que Ella, “conservaba y meditaba todas las cosas en su corazón” (Cfr Lc 2,19; 2, 51b) Ella es la custodia de la Palabra, de los momentos, acciones y milagros. Está atenta a todo lo que el Señor pronuncia y hace, y las medita, es decir, en el silencio y a solas, las profundiza en su corazón. Toda su vida se dedicó a Jesús, a asistirle y serle útil en cualquier forma que podía, para llevar a cabo su misión. Ella no fue afectada por el pecado original, pues fue inmaculada para poder albergar a un Dios que no tuvo contacto nunca con el pecado. Ella fue capaz de abrirse y entregarse perfectamente a la voluntad del Padre, llenándose por completo de su sabiduría.
“María, la Santísima Madre de Dios, la siempre Virgen… María es cantada y representada en la Liturgia como el «Trono de la Sabiduría»” (CIC n°721)
2.- María es la madre de Jesús.
María fue el instrumento elegido por Dios para la Encarnación de su Hijo amado, y su “Sí”, o Fiat, hizo posible que nuestro Señor se convirtiera en el Hombre-Dios que vino a traer esperanzas y Palabras de vida, y que por medio de la crucifixión nos salvó de la condenación eterna
3.- Ella es tu madre.
¡Es en serio! Ella realmente es tu madre. Ella es nuestra madre porque todos somos miembros del Cuerpo de Cristo. Ella es la Madre de la Cabeza de este cuerpo místico, por lo tanto, también es nuestra Madre y lo es desde que dio a luz a este cuerpo místico. En el momento en que dio su FIAT, se convirtió en nuestra madre a través de la gracia divina. Ella, sin duda alguna, aunque no pudo habernos engendrado a todos físicamente, si nos engendró espiritualmente.
“María es madre de Dios y madre nuestra… podemos confiarle todos nuestros cuidados y nuestras peticiones: ora por nosotros… Y nuestra confianza se ensancha para entregarle desde ahora, «la hora de nuestra muerte»”(CIC n° 2667)
4.- María es la Madre del Rey
Jesús dijo de sí mismo que “aquí hay alguien que es más que Salomón”(Mat 12,42) ¿Cómo Salomón trató a su propia madre?, eso lo vemos en elprimer Libro de Reyes (2,19):
“Betsabé fue a presentarse al rey Salomón para hablarle de Adonías. El rey se levantó, fue a su encuentro y le hizo una inclinación. Luego se sentó en su trono, mandó poner un trono para la madre del rey, y ella se sentó a su derecha”
Si Salomón, que era un rey terrenal, trató a su madre de esta manera, ¿cómo crees entonces que Jesús, el Rey de reyes, debió haber tratado a su propia madre, María, quien es la Madre del Rey?… Y Jesús es mayor que Salomón (Mat 12,42)
5.- Ella te ama más de lo que puedes imaginar.
¿Te imaginas todo lo que Ella hizo por ti? sufrió el horror de ver a su hijo torturado y azotado, coronado de espinas, verlo llevar una gran cruz hasta el Calvario, y luego verlo morir a través de una muerte espantosa, y sentir que a través de aquella lanza que atravesó el costado de su hijo, atravesaba y desgarraba también su corazón. Ella lo hizo por ti, por todos nosotros, porque entendió que la pasión y crucifixión de Jesús era la única manera de que a todos nos llegara la salvación. Ella te ama como ninguna madre humana jamás podría hacerlo.
6.- María es también tu Abogada.
Ella es la gran Auxiliadora, Socorro perpetuo, la gran Mediadora (CIC n° 969). Su trabajo, por así decirlo, comenzó en el momento en que ella concibió a Jesús en su seno y continúa hasta el día de hoy, y continuará por toda la eternidad.
Ella es la primera y más perfecta discípula, la que se dedica a acompañar a Jesús continuando con su misión salvadora intercediendo por todos nosotros para que podamos recibir los dones de la salvación eterna. Ella trabaja las 24 horas del día, 7 días a la semana, 365 días al año, por todo lo que necesitamos, y cuando lo necesitamos.
“María es la orante perfecta, figura de la Iglesia. Cuando le rezamos, nos adherimos con ella al designio del Padre, que envía a su Hijo para salvar a todos los hombres. Como el discípulo amado, acogemos en nuestra intimidad (cf. Jn 19,27) a la madre de Jesús, hecha madre de todos los vivientes. Podemos orar con ella y orarle a ella. La oración de la Iglesia está como apoyada en la oración de María. Y con ella está unida en la esperanza” (CIC 2679)
7.- María es la nueva Arca de la Alianza
El Arca de la Alianza era el signo de la presencia real de Dios en medio de su pueblo. Jesucristo, nació de María, Dios estaba realmente presente en medio de su pueblo, ahora de una manera aún más directa.
El Arca celebraba la Palabra de Dios escrita en piedra. María tuvo la Palabra de Dios en su propia carne
El Arca celebraba el pan bajado del cielo, un presagio de la Eucaristía (cfr. 1 Cor. 10,1-4). María tuvo el Pan de Vida, Jesucristo mismo, en su vientre.
El Arca contenía la vara de Aarón, símbolo de su sacerdocio. María dio a luz a Jesucristo, nuestro Sumo y eterno Sacerdote (ver Hebreos 3,1)
Si el Arca de la Alianza, que contenía la presencia de Dios, era santa, entonces de la misma manera, María es incluso más santa. Como Madre de Dios, ella es el Arca de la Nueva Alianza, quien fue portadora de Jesucristo, Palabra de Dios, el Pan de Vida, nuestro gran Sumo y eterno Sacerdote. Esto es una verdad dejada bien clara por los propios autores del Nuevo Testamento.
Por todas estas razones y otras más, María merece que la honremos, no sólo durante el mes de mayo, sino por siempre.