La necesidad de restaurar
Si alguien peca y comete fraude contra Jehová, por haber negado a su prójimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien por haber robado o despojado a su prójimo… entonces, si ha pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño del despojo... lo restituirá por entero a aquel a quien pertenece, y añadirá a ello la quinta parte en el día de su expiación. Para la expiación de su culpa llevará a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación, y lo dará al sacerdote para la expiación. (Levítico 6:2-6)
Aquí nos encargaremos de la última de las cinco básicas y fundamentales necesidades humanas representadas por las cinco ofrendas que Dios les enseñó a los israelitas desde el tabernáculo de reunión. La ofrenda de expiación es la última de estas cinco. Esta ofrenda es la final en una serie de cinco porque se encarga de la relación del hombre con el hombre, de cómo mantener una buena relación con nuestro prójimo. Ésta es la ofrenda que nos enseña a restaurar la armonía en las relaciones humanas que han sido rotas.
Uno de los pecados que son cubiertos por la ofrenda de la expiación es cuando hemos cometemos robo, engaño o defraudamos a nuestro prójimo. Cuando nos enfrentamos a esto, demanda una restauración. La relación se ha roto con la persona, y lo que debemos aprender de esta ofrenda es que nunca sanará el corazón nuestro y el del ofendido hasta que la ofensa se haya admitido. El tiempo no curará este tipo de daño. Puedes dañar a alguien de esta forma hoy y pueden pasar cincuenta años antes que vuelvas a ver a ese individuo de nuevo y cuando le ves, la relación todavía está rota, el daño todavía está ahí, y sentirás la restricción en tu propio espíritu inmediatamente.
Te comparto esta historia de un joven cristiano que estaba trabajando para un contratista. Su trabajo consistía en llenar los cheques al final de mes, incluso el propio. Hubo un mes que necesitaba dinero y le preguntó a su jefe si podía tomar un avance de su sueldo, a lo cual él estuvo de acuerdo. El joven hizo un cheque que su jefe firmó, y lo cobró. Entonces a final de mes cuando estaba haciendo los cheques regulares, de hecho se olvidó que ya había cobrado un anticipo. Así que hizo su propio cheque por la cantidad usual. No fue hasta después que el jefe lo había firmado y se lo había dado que se acordó. Se dio cuenta que él tampoco se había acordado. Este hecho lo racionalizó, diciéndose a sí mismo: “Bueno, en realidad me lo debe de todas formas. He estado trabajando muy duro. Así que no diré nada sobre ello”. Al cabo de poco tiempo su trabajo terminó y volvió al colegio, y por un par de años siguió con su vida, pero vivió con el peso de su acción, porque nunca lo podía olvidar. Así que un día le escribió una carta y le mandó el dinero que le habían anticipado. Le dijo lo que había hecho, le dijo que estaba equivocado y le pidió que lo perdonara. Al cabo de poco tiempo recibió una carta muy cortés de su antiguo jefe invitándolo a que volviera a trabajar con él cuando quisiera. Esto quitó la gran carga del espíritu del joven.
Así que esta ofrenda de expiación es provista para nosotros, cumplida en Jesucristo, para que podamos sanar todas las relaciones rotas del pasado. Si queremos tener una conciencia tranquila frente a Dios, algunos de nosotros quizás tenga que volver y sanar algunas relaciones rotas. Pero una vez que lo hagan, esas relaciones serán sanadas frente a Dios, y serán una gloria y una bendición para nosotros por el resto de vuestras vidas.
Padre, Tú sabes completamente por mi imperfección lo que puede acechar a mi vida, escondido, y apartándome de vivir cómodamente con los demás. Y mi Señor maravillosa y sabiamente has hecho provisión para mí en Su Palabra para sanar las relaciones que se rompan y pueda vivir, amar y disfrutar de la vida con otros sin constante estrés y tensión.
Aplicación a la vida
Las Escrituras igualan el defraudar a nuestro prójimo con la infidelidad hacia nuestro Señor. ¿Estamos yendo con cuidado para proteger la integridad de nuestras relaciones humanas, para el propósito que Dios sea glorificado?
Te bendigo en el nombre de Jesucristo. Un fuerte abrazo y considera que el tiempo no sana las heridas, solo se cree que han sanado por el olvido, pero cuando recordamos, nos damos cuenta que el corazón está agangrenado. Si has defraudado ponte delante del Señor y clama perdón y pide hacer restauración a tu prójimo.
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