Luego de leer el post sobre el Viernes de Dolores, nos metemos de lleno en Evangelio según San Juan 13, 21-33. 36-38
En este Martes Santo, el Evangelio de hoy nos sumerge en conversaciones profundas y dramáticas entre Jesús y sus discípulos. Cada diálogo revela los corazones de quienes estuvieron cerca del Señor en sus últimos momentos: la traición de Judas, la inquietud de los apóstoles y la promesa fallida de Pedro.
1. “Uno de vosotros me va a entregar” – El Anuncio que Estremece a los Discípulos
El Evangelio comienza con una declaración impactante:
«En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar» (Jn 13, 21).
Los discípulos, confundidos, se miran unos a otros sin entender. El ambiente, que debía ser de fraternidad en la Última Cena, se llena de tensión. ¿Quién podría traicionar al Maestro?
Juan, «el discípulo amado», reclinado cerca de Jesús, es el único que se atreve a preguntar:
«Señor, ¿quién es?» (Jn 13, 25).
Jesús responde de manera velada:
«Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado» (Jn 13, 26).
Y al dárselo a Judas, Satanás entra en él. Jesús, con dolor pero sin resistencia, le dice:
«Lo que vas a hacer, hazlo pronto» (Jn 13, 27).
Judas no dice nada. Toma el pan y sale en la oscuridad de la noche, un símbolo de su alejamiento definitivo de la Luz.
2. “Adonde yo voy no me puedes seguir ahora” – El Diálogo entre Jesús y Pedro
Después de la salida de Judas, Jesús habla de su próxima glorificación:
«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él» (Jn 13, 31).
Los discípulos no entienden que se refiere a su Pasión. Pedro, impulsivo y apasionado, le pregunta:
«Señor, ¿adónde vas?» (Jn 13, 36).
Jesús le responde con palabras misteriosas:
«Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde» (Jn 13, 36).
Pedro, sintiéndose desafiado, insiste con vehemencia:
«Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti» (Jn 13, 37).
Pero Jesús, conociendo su debilidad, le revela la verdad:
«¿Conque darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces» (Jn 13, 38).
Pedro no lo acepta. Cree en su propia fuerza, pero pronto aprenderá que sin la gracia de Dios, el amor humano es frágil.
3. Reflexión para el Martes Santo: ¿Judas o Pedro?
Estos diálogos nos confrontan con dos actitudes ante el pecado:
Judas calla, no se arrepiente y se pierde en la oscuridad.
Pedro, aunque cae, llora su pecado y es restaurado.
¿Y nosotros?
¿Hemos callado cuando Jesús nos habla al corazón, como Judas?
¿Hemos prometido fidelidad, como Pedro, pero luego fallamos?
La Semana Santa es tiempo de examinar nuestra lealtad a Cristo. Él conoce nuestras debilidades, pero nos espera con misericordia.
Conclusión: Un Llamado a la Conversión en este Martes Santo
El Evangelio De Hoy nos muestra que Dios conoce nuestro corazón y aún así nos ama. Judas se perdió en su silencio; Pedro se salvó en su llanto.
¿Qué camino elegiremos nosotros?
«Señor, no permitas que me aleje de Ti. Dame la humildad de Pedro para reconocer mis caídas y la gracia de volver a Ti».
¿Qué enseñanza te deja este Evangelio? ¡Comparte tu reflexión en los comentarios!
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