La revolución viajera
Durante los últimos años ha brotado una nueva generación de jóvenes que, motivados por la aventura y el conocimiento (y ayudados por las nuevas tecnologías), han levantado las anclas de sus tierras y se han lanzado a recorrer el mundo. Generalmente, son personas educadas, críticas, que han pasado por el muelle del sistema y no han quedado satisfechas de los principales pilares que lo sustentan. Son inteligentes, respetuosos, han perdido el miedo a los cambios y han desvalorizado las posesiones materiales. Se trata de gente libre, independiente, que aprecia la compañía y también la soledad. Jóvenes que priorizan el tiempo frente al dinero, y que invierten todos sus recursos en busca de nuevas experiencias. Son amables, predispuestos a compartir momentos con desconocidos y aprender cualquier actividad, sin restricciones de género ni prejuicios de clases.
Estos revolucionarios, porque lo son, admiran la naturaleza y saben que el bienestar siempre se halla cercano a ella. Flexibles con los horarios y con los demás, defienden que nada ni nadie debe alterar su equilibrio emocional. Personajes estables, que no necesitan constantes halagos para motivarse, e inventan su propio destino en base a sus gustos y aspiraciones. Sin apegos, acostumbrados a las despedidas, y saben que los héroes fenomenalmente trascendentes existen sólo en las películas. No idolatran, pero sí admiran. Conciben la temporalidad como un hilo que enlaza esfuerzos, descansos y pequeñas recompensas. No compiten con nadie, se alegran de los méritos ajenos, y tratan de mejorar sus aptitudes. Aprecian la pureza de los espacios naturales y se sienten atormentados cuando alguien quiere pasarles por encima sin que medie el respeto. Aman la justicia y la autonomía, y aborrecen la arbitrariedad. Son guerreros que luchan contra la desigualdad y, aunque no presumen de sus cualidades, el carisma que les regala la experiencia, hace resonar sus contundentes mensajes.
Esta generación nómada es una pequeña porción humana que rompe los esquemas. Constituyen una masa en auge, que no está dispuesta a vivir las vidas que otros escogieron para ellos. La revolución está proclamada, y ellos son parte de los luchadores que cambiarán el rumbo de las futuras generaciones. Son el preludio, el prólogo del libro que aún está por escribirse.
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