Necesitamos tener el corazón sano y tranquilo para vivir en paz con uno mismo y con las demás personas, para ser felices en medio de las dificultades. No podemos enfrentar las situaciones diarias con un corazón acelerado, lleno de odios, intranquilo, ya que eso nos condena a perder, a amargarnos, a sufrir y a hacer sufrir a los que están a nuestro alrededor. Tenemos que estar en las manos del Señor y entender la vida desde la relación que tenemos con Él. Sólo la presencia de Dios nos puede hacer entender la vida, y vivirla con alegría, con fortaleza. Por ello, que cada uno hoy tenga la certeza de la presencia de Dios en su vida y pueda todos los días sentirlo interactuar para decir como el salmista: “Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo...” (Salmo 27,3) Solo quien tenga esa seguridad interior podrá disfrutar la paz que se necesita para salir adelante. Solo con un corazón sano podremos manejar los conflictos y las situaciones difíciles de todos los días, sin perder el control y sin dejarse herir más de la cuenta: “Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor, por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo.” (Salmo 27,4). La seguridad que nos da Dios nos garantiza tener el corazón sano y con posibilidades de realizarnos sin miedos y con tranquilidad.
Aprovechamos para compartir una hermosa Oración a la mañana a Dios, demos gracias a Él cada día por todo lo bueno que tenemos.
Gracias DIOS porqué en todos estos momentos difíciles Tú nunca has dejado de protegerme a mi y a mi familia. Gracias por todo Tu Amor.
Oración de la mañana para pedir paz y tranquilidad
Señor mío y Dios mío, aquí estoy delante de Ti, porque solo puedo salir a conquistar este nuevo día si cuento con tu amor, si he dialogado contigo, si clamo tu paz para vivir feliz, tranquilo. Por eso, quiero comenzar este día pidiéndote que me sanes el corazón de toda herida que haya en él. No quiero que las experiencias negativas, de desengaño, de frustración, de mentiras, de rechazos, de abandonos se apoderen de mi corazón y por ello no pueda gozar la vida, por eso en este momento en el que inicio el día quiero pedirte que por la acción de tu Espíritu, sanes mi corazón; llénalo de tranquilidad y de paz. No dejes que mi corazón herido me haga ser conflictivo y me permita robarles la paz a los otros que viven conmigo. Dame tu paz que eso es lo que necesito para salir adelante y llegar a la noche con una sonrisa plena en mi rostro a la oración.
Amén.
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