Enero es el mes que abre las puertas a los comienzos y a los finales donde la mirada se debe poner hacia delante y resuelto a no mirar el pasado sino al futuro de forma positiva. Aplicando al año nuevo lo que Jesús dijo: “Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira lo viejo, y se hace peor la rotura”. Si estás en un proceso positivo como este, de dejar lo viejo, siéntete feliz y acércate a Dios, porque significa que Él está tratando con tu vida, así que vuélvete una persona que Dios, como buen alfarero que es, pueda moldear y formar. Por eso, es importante antes de que comience el año, realizar el “Servicio de perdón de fin de año” para abrirse al próximo de manera positiva y dispuesto a vivir en la Presencia de Dios, desde donde no debemos salir. Recuerda que Jesús dijo al respecto: “Nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se han de echar”. De modo que debemos dejar de ser como esos odres viejos, entumecidos, rígidos por el tiempo, y con el entusiasmo cansado, lo que abrazamos del pasado, esos dolores, frustraciones, heridas o rencores solo nos estancan y no podemos recibir lo nuevo que Dios tiene para nosotros.
Afortunadamente todos tenemos la misma oportunidad de abrirnos a la ocasión que Dios y Sus Maestros nos dan cada año nuevo de vivir en armonía, pero para ello debemos liberarnos de todos los condicionamientos, las idiosincrasias, particularidades, opiniones, prejuicios religiosos, sexuales y de nuestras convicciones negativas, ya que solo de esta manera podremos comenzar un AÑO NUEVO POSITIVO.
Para dejar de tener vidas apáticas, ignorantes, odiosa, feas, tristes, intranquilas, dependientes y sin mucho sentido, debemos estar dispuestos a cambiar y tomarnos muy en serio el “Arte de ser Positivo”. Una persona espiritual es feliz y trae consigo la sensación de Bienestar, Paz y Felicidad del Espíritu de la Navidad al nuevo año. Consideremos lo que dice Pablo el Apóstol: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”.
CADA AÑO TIENE SU PROPÓSITO
Cada año tiene su propósito dentro del Plan Divino para ayudarnos a desenvolver los Aspectos de Dios, que cada año trae un Espíritu Envolvente o Ángel Guardián, que en un ciclo de 12 meses nos ofrece un presente de su conciencia iluminada con la intención de que desarrollemos un Aspecto de Dios de forma específica. Este año 2023, las cualidades de la divinidad que debemos desenvolver son: Amor Divino, Sensibilidad, Gratitud y Diplomacia Espiritual que es lo que se expresa como el Espíritu Santo. Todas estas cualidades las podemos asociar con el color Rosa.
Dentro de un año está oculto el “Poder del Tres Veces Tres” que está representado por los primero nueve meses y bendecido por el Poder del “YO SOY”, el Santo Nombre de Dios, y coronada con la “Joya en el corazón” oculta en los tres restantes meses del año, que suman doce meses cristificando al año.
Si nos mantenemos conscientes de esto podremos sostener el “Concepto Inmaculado de Perfección” del año, que tan claramente sentimos el 31 de diciembre a la media noche. Por lo tanto, al menos durante todo el mes de enero debemos mantener la determinación firme de sostenernos en la práctica de la Presencia de Dios.
El año 2023 es un año de “Perfección” sostenido por la Conciencia Crística, cuyas palabras tonales son: “DIOS ES ACCIÓN” que se puede llevar a cabo afirmando y poniendo en actividad, diciendo: “YO SOY” la Presencia del Espíritu Santo en mi corazón que se manifiesta en mí, amando a todo el mundo.
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