Las vidrieras se visten de rojo, verde y dorado y las góndolas ofrecen sidras y turrones. Los balcones se visten de fiesta, los árboles adornan las casas. Hay bullicio. Y cuando hay tanto ruido afuera, parece que el dolor se hace más evidente y genera la sensación de que sos el único que la pasa mal. No compres la impostura de la felicidad.
Todos cargamos cruces. Con cualquier realidad de vida, por más complicada que sea, podemos parar un momento para relajar, brindar y compartir.
Ser feliz no es salir corriendo a comprar lo que no podés, a reunirte con quien no querés, a comer hasta estallar y tomar hasta desmayarte. No se juega la lealtad en un día porque tu hijo no puede cenar con vos o porque tu hermana eligió la familia de tu cuñado. No estés tironeado, no se puede estar en todas partes. Hacete chiquito, a tu medida, a la medida de tus posibilidades. Con quien elijas, sin apuro, sin más exigencias, liviano, sobrio, simple, tranquilo. Desmarcáte de la publicidad que te muestra la ilusión de familias y parejas perfectas.
Elegí algo tuyo, elegí lo que tengas ganas, elegí estar bien con lo que puedas, elegí algo que quieras.
Y en estas fiestas, trata de pasar un grato momento, antes de continuar!!!!!!
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