No hay dolor más grande que el del alma. Sentir que se desgarra y te quemas por dentro, pero somos guerreras, morimos cada noche y volvemos al día siguiente aún cuando no queremos ni que amanezca. Quien no ha llorado debajo de la ducha o ha esperado que todos duerman para hacerlo, aún no conoce el dolor. Pero la vida es eso, apagarse de vez en cuando y volverse a encender como si nada hubiera pasado. Por eso compartimos esta hermosa reflexión "Estoy cansada" con un hermoso dibujo de Luly Dibuja de una chica llorando debajo de la ducha.
Reflexión : Estoy cansada
Me vi ahí, debajo de la ducha, dejando caer las gotas sobre mi cara mientras me tapaba la boca y lloraba en silencio después de un día estresante, lleno de cansancio.
Se cansa el cuerpo, se cansa la mente, se cansa el alma.
Sentir que todo te duele y al mismo tiempo no está, no existe pero te duele y cansa.
Sea cual sea el motivo, el trabajo, la familia, los estudios, las malas o buenas relaciones, los amigos, la rutina, ausencias, presencias, la vida en general.
La mente cansada ya no se acuerda de rutinas importantes, olvida donde está la llave de casa, se olvida de pagar una cuenta importante, incluso las mas simples, olvida la contraseña de la tarjeta.
Se despierta ya cansada, sin ritmo, sin ánimo.
Pero despierta, pone su armadura e incluso, herida y cansada, se obliga a ser fuerte, a ser valiente como la sociedad te obliga a ser.
Ser fuerte no es ventajoso, es necesario, "matamos a un león" por día y seguimos sonriendo.
Pero cuando estamos a solas, se derraman lágrimas, lloramos, no para afuera, lloramos hacia adentro, y no porque nos falte coraje, es por el exceso de él, que nos obliga a parecer impenetrables.
Lloramos para aliviar el dolor del alma, lloramos porque -a solas-, podemos ver nuestras heridas, lamerlas y curarlas. Lloramos con nosotras mismas para ser más fuertes.
"Sé fuerte y valiente" "vos podes" -me decían-, lástima que no avisaron lo fuerte, que era necesario ser.
No te avergüences por hundirte de vez en cuando, no te sientas incapaz de llorar por el cansancio de tus días, que no te de vergüenza limpiar tus heridas cuando ellas se enfermen.
Sabemos cuán importante es llorar para mantener la cordura.
Y no te preocupes ni tengas vergüenza, que te aseguro que en otras casas también hay alguien como nosotras, que está en la ducha tapándose la boca y llorando en silencio... dejando que el agua se lleve sus dolores...
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