El dueño de la tienda, inflexible, pidió que la mujer se retirara. Sin embargo, la mujer pensando en su familia siguió suplicando: "Por favor, señor, pagaré tan pronto como pueda". El dueño de la tienda negó diciendo que no podría darle crédito a una persona que no conocía.
Cerca de la entrada de la tienda estaba un cliente que escuchó la conversación. El cliente se acercó y le dijo al dueño que él se responsabilizaría por las compras de su mujer, pero él ignoró.
El dueño de la tienda se convirtió en mujer y preguntó: "Tienes una lista de compras?", ella respondió "Sí Señor".
"Está bien, ponga su lista en la balanza y cuánto pesar su lista, te voy a dar en alimentos", dijo.
Ella se dudó por un momento y de cabeza baja, tomó en su cartera un pedazo de papel y escribió sobre él. Luego, con miedo, la mujer puso el papel en la balanza. Al hacer esto la balanza bajó de una vez, como si hubiera puesto una piedra sobre ella. El dueño de la tienda y el cliente miraron con asombro y admiración. El dueño de la tienda comenzó a poner alimentos al otro lado de la balanza, pero ella ni se movía, así que siguió poniendo más y más alimentos, pero como la balanza nunca se iguala, él no soportó y tomó el pedazo de papel para ver si Había algún truco
El dueño de la tienda miró el papel y leyó con asombro... no era una lista de compras, era una oración que decía: "Querido Dios, el Señor conoce mis necesidades, dejo esta situación en sus manos".
El dueño de la tienda le dio a la mujer todos los alimentos que estaban en la balanza y se quedó en silencio mientras la mujer salía de la tienda.
Si te gustó la verdad de lo que leíste aquí, Dios los bendiga. No olvides compartir esta historia....
Usted que leyó este mensaje y cree que Dios hace milagros, deja un amén y comparte en tus grupos de Facebook.
Por favor, si puedes compartir en los grupos para que más personas leen, te lo agradezco!
Que Dios los bendiga a todos
0 comments:
Publicar un comentario